Rusia ha intensificado su ofensiva en el noreste de Ucrania con especial énfasis en la región de Járkov, consolidando posiciones a menos de 15 kilómetros del centro urbano. Mientras tanto, la Unión Europea mantiene una cascada de reuniones que evidencian su impotencia militar y su dependencia estructural de Washington.
«La diplomacia europea ha sido sustituida por comités sin consecuencias», lamenta el exministro polaco Radosław Sikorski.
Las nuevas ofensivas, respaldadas por artillería de largo alcance y unidades aerotransportadas, buscan aislar a las fuerzas ucranianas del eje este y forzar una retirada táctica. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Rusia busca dividir el frente para iniciar una fase de cerco.
Cumbre de Bruselas: más fondos, menos estrategia
El Consejo Europeo reunido ayer ha aprobado una ampliación del fondo de apoyo militar a Ucrania, pero sin planes operativos ni compromisos bilaterales adicionales. Los líderes del Báltico acusan a Francia y Alemania de frenar las entregas directas por temor a una escalada.
Zelenski pide más, recibe discursos
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, urgió a la UE a «actuar como si la guerra les afectara», y pidió munición, drones y misiles de largo alcance. Solo Polonia y República Checa han comprometido nuevos envíos inmediatos. La OTAN, por su parte, mantiene una postura pasiva hasta su próxima cumbre en Washington.
España y la irrelevancia estratégica
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, reiteró que «España mantiene su compromiso con la paz», sin detallar nuevos apoyos. Desde la oposición, se acusa al Gobierno de Pedro Sánchez de neutralismo diplomático e inoperancia en los foros internacionales.
«España es hoy un país invisible en la defensa de los valores europeos», denuncia Santiago Abascal.
El peligro de una guerra congelada
Analistas coinciden en que si Rusia consolida su posición en Járkov, podría sellarse una guerra de trincheras indefinida, con una Europa incapaz de restaurar la soberanía ucraniana. El Kremlin juega al desgaste político y económico de Occidente, mientras teje nuevas alianzas con Irán y China.